Iglesia de Santa Catalina y Santa Rita

ul. Augustiańska 7

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Es uno de los lugares donde la historia local se funde con la historia nacional y sus momentos espléndidos y trágicos, prósperos y desgraciados. Desde el inicio de su existencia, la iglesia se encuentra bajo la custodia de los agustinos.

Los orígenes del templo se deben a circunstancias bastante dramáticas. El vicio, el crimen, el anatema y la penitencia del rey —son elementos de la historia de esta iglesia—. El rey Casimiro III el Grande tenía una debilidad por las mujeres. Este vicio se encontró con la condena por parte del obispo de Cracovia, Jan Bodzanta, quien resolvió mandar al rey a su representante, vicario catedral Marcin Baryczka, para que este amonestara al soberano. El monarca, en un impulso de rabia, mandó ahogar al emisario en el Vístula. Más tarde, se arrepintió de este acto y se dirigió al papa Clemente VI pidiéndole que revocara el anatema. El Padre Santo le absolvió de sus culpas y le indicó una penitencia adecuada: le mandó construir una serie de iglesias, entre ellas la iglesia de Santa Catalina y Santa Rita de Cracovia. Al final, los efectos del anatema resultaron muy provechosos para la arquitectura sacra de Cracovia y de Polonia...

La construcción del templo gótico, que empezó hacia el año 1343, les fue encargada a los padres agustinos, que cuidan de la iglesia hasta el día de hoy. A pesar de que el plan de construcción no se llevó a cabo por completo (el templo iba a ser 12,5 metros más largo, no se construyeron torres ni se remató la fachada) y aunque la iglesia sufrió terremotos que provocaron el derribo de la bóveda del presbiterio, una inundación y un incendio, el templo ha conservado su noble carácter gótico. La iglesia cuenta con un atrio pórtico y con la capilla de Santa Mónica (madre de San Agustín) que sirve como oratorio a las hermanas agustinas que habitan el convento situado al otro lado de la calle Skałeczna. El porche que une las dos edificaciones constituye un acento pintoresco en la perspectiva de la calle.

Después de la tercera división de Polonia, el templo se cerró y se usó, entre otros, como almacén. En la segunda mitad del siglo XIX, comenzaron obras de restauración que han durado prácticamente hasta el día de hoy.

Con esta iglesia se relaciona la historia del monje cracoviano Izajasz Boner. Dicen que el fraile (cuyo proceso de beatificación todavía no ha concluido) descubre a las mujeres de moral relajada. Una vez, cuando un grupo de "mujeres mundanas" vino al templo para visitar la tumba del monje Izajasz, la lápida sepulcral empezó a temblar, revelando la profesión de aquellas damas.

Actualmente, cada vigésimo segundo día del mes, los creyentes acuden a la iglesia con una rosa. La ponen delante de la escultura y las reliquias de Santa Rita, patrona de las causas imposibles. Dicen que todos los meses (incluso en invierno) en el jardín conventual de las agustinas en Casia florece una rosa, dándoles alivio a los que sufren o están enfermos.

Véase también:

  • el sepulcro del renacimiento tardío de Spytek Jordan en la nave sur
  • las espaciosas galerías conventuales con pinturas y epitafios de los siglos XV y XVI
  • la imagen de la Virgen del Buen Consejo, pintura mural, una de las imágenes milagrosas de María más antiguas de Polonia (en la capilla de la galería)
ul. Augustiańska 7
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