En el edificio situado en el número 10 de la calle Woronicza se encuentra una de las representaciones más sugestivas del Jesucristo sufriente: la pintura Ecce Homo, que dio nombre al santuario del barrio cracoviano de Prądnik Czerwony, sede desde 1928 del convento de la Congregación de las Hermanas Albertinas. Ambas huellas nos llevan a la misma persona: Adam Chmielowski.
Se trata de un pintor, crítico y teórico del arte, participante en la insurrección de enero de 1863, en la que resultó gravemente herido, para a continuación pasar a cautiverio ruso. En 1887, Adam Chmielowski tomó los hábitos y, al cabo de un año, profesó votos monásticos, adoptando el nombre de Alberto y dando comienzo a una nueva familia religiosa.
Junto con las congregaciones de los Hermanos Albertinos y de las Hermanas Albertinas Siervas de los Pobres que había fundado, prestaba ayuda y cuidaba de los pobres y los sin techo. Paulatinamente, fue renunciando a la pintura de cuadros, invirtiendo toda su energía en fundar casas para huérfanos, mutilados, ancianos y enfermos incurables. No disponía de fondos financieros, por lo que pedía limosna para poder mantener a los pobres. Asimismo, ayudaba a los desempleados proporcionándoles trabajo. Son conocidas estas palabras suyas: "hay que dar de comer a todos, facilitar un lugar a los sin techo y ropa a los desnudos, porque sin casa y sin un trozo de pan no les queda más remedio que robar o mendigar para mantenerse en vida".
En el lugar del santuario actual se encontraban las edificaciones renacentistas señoriales, pertenecientes a la familia de los Cellari. El convento "vive" en el espíritu de las ideas del fundador de la Orden: alberga no solo la casa general de la Congregación, sino también entidades asistenciales a cargo de las hermanas albertinas, como una residencia para mayores y discapacitados, un puesto de asistencia puntual y una cocina para los sin techo y los pobres. Ahí también se conserva la mayor parte de los recuerdos y documentos vinculados al santo, así como las pinturas realizadas por él. En el parque monasterial se halla una iglesia de tamaño reducido, el Santuario de San Fray Alberto. Precisamente en ese mismo lugar, con un interior muy modesto y acondicionado por el artista cracoviano Stefan Dusa, se hallan las reliquias del Santo, depositadas tras su beatificación en enero de 1983. A su vez, las reliquias de la cofundadora de la Congregación de las Hermanas Albertinas, beata Sor Bernardina María Jabłońska se colocaron junto al altar principal, tras su beatifación, llevada a cabo por el Santo Padre Juan Pablo II en 1997.
Por encima del altar principal de dicho templo se halla la pintura Ecce Homo. Este cuadro- símbolo es el testimonio de un cambio espiritual sustancial y, a la vez, el opus magnum de la vida laica del pintor Adam Chmielowski, antes de convertirse en Fray Alberto. Se trata de una imagen de Jesucristo martirizado, que, según el concepto original, había de reflejar la figura de un ser humano degradado, como lo eran las personas, atendidas a diario por Fray Alberto.