Iglesia de los Carmelitas de Piasek

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Una de las iglesias preferidas de los cracovianos, famosa por las leyendas que se relacionan con este lugar. Los carmelitas descalzos que sirven en este templo tienen bajo su custodia dos imágenes milagrosas: la de la Virgen del Escapulario y la de la Virgen de Piasek, llamada también la "Señora de Cracovia".

Su imagen fue pintada directamente en la pared del templo por un monje anónimo a finales del siglo XV. La leyenda cuenta que el autor de la pintura tuvo que interrumpir su trabajo, porque le fue asignada otra tarea. Cuando quiso volver a pintar, resultó que la obra ya estaba acabada.

Según la tradición, la primera iglesia fue fundada en este lugar en el siglo XI por el duque Vladislao I Herman como agradecimiento por su milagrosa curación. Supuestamente, al duque se le apareció María en un sueño, recomendándole que acudiera a un lugar fuera de Cracovia donde "en la arena crecían violetas". Gracias a las compresas preparadas con aquella arena, el soberano recobró la salud y mandó construir una iglesia votiva. Sin embargo, no disponemos de investigaciones que demuestren la existencia de un templo románico en este lugar.

La verdad es que la iglesia fue fundada a finales del siglo XIV por los monarcas Eduviges y Vladislao II Jagellón. Hay una leyenda y una curiosidad más, relacionada con el templo y la reina: por el lado de la calle Garbarska está empotrada en el muro del templo una piedra en la que se ve el estampado de un pie. Según cuenta la leyenda, un día la reina visitó el lugar de la construcción del templo y vio que uno de los obreros estaba muy deprimido. Le preguntó la causa de su tristeza y el cantero le respondió diciendo que su mujer estaba muy enferma y que no tenía dinero para su curación. Eduviges, conmovida por la confesión del hombre, apoyó su pie en un bloque de piedra, soltó el broche de oro de su escarpín y se lo entregó al pobre obrero. Cuando la reina se alejó, resultó que en la piedra se había estampado la huella de su pie. Para conmemorar aquel acontecimiento y atestiguar la bondad de la fundadora de la iglesia, el constructor empotró la piedra en una de las paredes.

La forma actual del templo, de estilo barroco, se debe a la reconstrucción llevada a cabo tras la invasión sueca.

Véase también:

  • el altar mayor tardo-barroco con el bajorrelieve que representa la Visitación de Santa Isabel, que es una de las tallas más destacadas de Cracovia de finales del siglo XVII;
  • la sillería del coro en el presbiterio con la pintura que representa escenas de la vida de los profetas Elías y Eliseo y la historia de la orden de los carmelitas;
  • la galería del convento con frescos del siglo XVIII en la bóveda que representan escenas legendarias y reales de la historia de la iglesia.
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