En la calle Szeroka hay un espacio rodeado por un muro donde antiguamente, según se cuenta, había un cementerio. Hay una leyenda relacionada con este lugar que cuenta la historia de una boda judía que tuvo un trágico fin...

La celebración comenzó el viernes por la tarde y duró hasta la noche. Era ya tiempo de shabat, así que los invitados de la boda estaban alterando la tranquilidad de los judíos devotos que pretendían rezar en la colindante sinagoga Remuh. Ninguno de los invitados prestó atención a las advertencias del rabino Moisés Isserles que les reprochaba que estaban quebrando el tercer mandamiento: "Santificarás las fiestas". Su desobediencia fue severamente castigada: todos murieron esa misma noche y fueron enterrados en una tumba (más tarde tapiada) en medio de la calle Szeroka. Hasta el día de hoy se pueden oír sus gemidos y susurros...