Lajkonik

Una vez al año, el jueves después del Corpus Christi, en el patio del monasterio de las hermanas norbertanas se reúne mucha gente. Todos esperan al protagonista del evento: Lajkonik, que comienza precisamente aquí sus juegos. Se trata de un hombre a caballo disfrazado de caudillo tártaro (este traje en su forma actual fue diseñado por Stanisław Wyspiański). Junto con su banda de mlaskot (músicos locales), recorre las calles Kościuszki, Zwierzyniecka, Franciszkańska y Grodzka, para llegar finalmente a la Plaza del Mercado. Allí los gobernantes de la ciudad le entregan un rescate y Lajkonik brinda por la prosperidad de Cracovia.

Esta tradición se refiere a la leyenda según la cual los balseros de Zwierzyniec, encargados de transportar madera por el Vístula, salvaron Cracovia de la destrucción y a sus habitantes de la muerte haciendo frente a los tártaros atacantes. Después de la victoria obtenida, gastaron una broma a los cracovianos: se disfrazaron con trajes tártaros, se embadurnaron las caras de hollín y entraron en la ciudad en los caballos apresados fingiendo ser un destacamento de invasores. Cuando la broma salió a la luz, los agradecidos burgueses organizaron un banquete para los balseros.

Lajkonik reparte entre el público golpes ligeros con su maza. No se debe huir de él: ¡el golpe trae suerte durante el próximo año!

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